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Enero 2019 | RSC y Desarrollo Sostenible
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Medio ambiente, crecimiento económico y desarrollo social: una tríada insoslayable
 
 
 
 
La estructura social actual tiene un nivel de complejidad superior a las etapas anteriores. Subyacen en ella nuevos modos de producción que dificultan la configuración del espacio sostenible que debe ofrecerse a una ciudadanía, que cada vez está más comprometida con el derecho a un medio ambiente equilibrado; en igualdad de condiciones para todos las/os ciudadanas/os, sin distinciones.
A propósito de comprender la naturaleza de este nuevo sociosistema, en la dialéctica de las transacciones entre una tríada inseparable –crecimiento económico, social y medio ambiente- podemos encontrar nuevas estrategias de innovación social; de una buena teoría con un conciliador y equilibrado progreso económico sostenible e inclusivo. En este sentido, el desarrollo sostenible es un constructo que viene a dar respuesta a un continuo proceso de movimiento derivado de la configuración del territorio, de la vertebración comunitaria; en sintonía con los grupos de población de referencia: tanto los tradicionales como los nuevos/as vecinos/as.
Como hemos indicado, la cuestión ambiental es un vértice de vital importancia para nuestra vida comunitaria en tiempo y espacio actuales. Por ello, se necesitan nuevas iniciativas que nos ayuden a construir entornos sostenibles en nuestras ciudades y /o municipios, como motor de impulso a la economía social. Nos interesa indagar en la variable medioambiental como categoría de análisis y punto de partida de las posibles actuaciones municipales, provinciales. Nos referimos a propuestas que deben ir orientadas en primer lugar, a la sensibilización de los diferentes actores locales con respecto a las consecuencias sociales relacionadas con el medio ambiente. En segundo lugar, a la realización de estudios para evaluar el impacto del deterioro ambiental en los procesos de exclusión social. Por último, es fundamental la gestión de iniciativas de innovación social que impulsen una economía verde, en armonía con las exigencias éticas y protocolos medio ambientales en nuestro medio connatural.
Pero claro está, la sinonimia de los argumentos descritos debido a su complejidad, requiere un estudio más exhaustivo, en el cual sean conmutativos todos estos elementos, para comprender que en realidad se trata de un proyecto común, que nos influye y beneficia a todas/os.
Transición urbana
Según el análisis anterior, como el pragmatismo apremia, en adelante hacemos referencia a la problemática específica de la transición urbana, auspiciada por el aumento de la proporción de población urbana y el estancamiento demográfico de las áreas rurales más alejadas del epicentro. Este tránsito, está acompañado por un cambio de las conductas de movilidad, con el consiguiente traslado entre las ciudades y dentro de ellas. Si hacemos un recorrido diacrónico acerca del aspecto de urbes como Granada, con un patrimonio cultural potente y una historia larga e intensa, nos encontramos con una ciudad que es el resultado de siglos de historia, de cambios sociales y culturales. Se trata de una morfología urbana multicultural y compleja. Lo cual viene a indicar, que el sentido subjetivo se forma de manera diferenciada en la vida social a través de la historia y los contextos actuales de esa vida social, constituyéndose el sentido desde lo social, asociado de forma ineludible en su nivel subjetivo (González Rey, 2003).
Resulta de especial interés centrar nuestra atención en estas subjetividades, que se derivan de las nuevas configuraciones de los espacios, con la centrificación del turismo, la deslocalización de las clases medias y la población más joven a zonas periféricas, que transita hacia nuevas zonas urbanas, barrios y zonas próximas a la urbe. Esto implica procesos de cambio morfológicos, demográficos, pero también en el acceso a la calidad de vida en condiciones de igualdad, con importantes connotaciones medioambientales. Nos referimos, a la contaminación que se genera en el centro de la ciudad por el uso irracional de los equipamientos básicos, de los recursos urbanos, por asignación de la masificación de estos nuevos flujos de población. Por otra parte, se generan desigualdades, zonas de exclusión social más allá de las cuestiones indicadas, por la imposibilidad de las clases medias de disfrutar de un entorno de calidad óptima en las ciudades y por los efectos de la contaminación. Esto explica, el forzoso desplazamiento al que se ven sometidas por el devenir de una industria económica desproporcionada, poco equitativa con los recursos naturales, con escasa afección a las características culturales y sociales del entorno.
Con esta reflexión, cerramos las presentes líneas esperando respuestas en futuros foros, eventos científicos, medios de comunicación, que generen debates para conjugar la dialéctica del crecimiento y la modernidad con los valores medioambientales, sociales, en los tiempos trémulos que vivimos.

Luis Miguel Rondón García.
Doctor y Licenciado en Sociología, Graduado en Trabajo Social. Profesor Universitario e Investigador.