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diciembre-enero 2022 | RSC y Desarrollo Sostenible
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Granada, adalid de la Sostenibilidad
 
 
 
 
Al hablar de “sostenibilidad”, corremos el riesgo de olvidar uno de los más importantes factores asociados al término. Con frecuencia, obviamos, la sostenibilidad económica como uno de los vectores asociados al desarrollo sostenible. Para muchos sectores, hablar de términos como Sostenibilidad y economía, es hablar de dos antagónicos, bajo la errada creencia de que, para impulsar el desarrollo, hay que renunciar a la sostenibilidad, rentabilidad y eficiencia económica.

Como quiera que sea, en sociedades como la nuestra y momentos como el actual, el desarrollo asociado también a la sostenibilidad económica no solo es deseable, sino que es, si me lo permiten, el único de los desarrollos posibles.

Hablar de sostenibilidad económica, a día de hoy, es hablar, sin ir más lejos, de la necesaria implementación de los principios inherentes a la Economía circular, como uno de los pilares del desarrollo sostenible, de energías renovables o de economía digital. Es hablar de la urgente transición ecológica de nuestras economías, como baluarte del nuevo progreso, en un momento marcado por la irrupción en nuestras vidas de la pandemia relacionada con la COVID 19 y que ha puesto en jaque al sistema.

Ningún otro momento ha resultado tan propicio ni tan idóneo para impulsar una reconstrucción del sistema, incluido, el sistema económico y el sector productivo en términos ecológicos y sosteniblemente posibles, entendiendo por “sosteniblemente posible”, fórmulas respetuosas y comprometidas con la sociedad y las personas; el Planeta, su ecosistema y su biodiversidad terrestre y marina; con modelos de desarrollo y progreso -también económicos- sostenible y sostenidos en el tiempo, consciente del que el tiempo se acaba y los recursos son limitados.

Hablar de sostenibilidad económica implica situar al planeta y a las personas en el centro de toda acción política y económica, con la Agenda 2030, como principio inspirador y de deseable ámbito normativo. La toma en consideración de la Agenda impulsada por la ONU en términos de desarrollo sostenible y economía supone trabajar bajo el dictado de uno de sus ODS estratégicos, el ODS 8, que nos insta a “promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos/as”.

En el ámbito de una institución provincial como Diputación de Granada, no es casualidad que Empleo y Desarrollo Sostenible, formen parte del área que tengo el privilegio y la inmensa responsabilidad de dirigir. Ninguna sociedad puede considerarse solidaria y cuanto menos sostenible, si no atiende a criterios de “trabajo decente” como motor de progreso y crecimiento económico. Y ejemplos como el del PTS, el Parque metropolitano de Granada o iniciativas como OnTech Innovation, nacidas en nuestra provincia, y adalid del progreso territorial, representan claros ejemplos de modelos de desarrollo sostenible y comprometido con el progreso y la calidad de vida, en sintonía con el respeto y el compromiso medioambiental.

Crecer hoy con criterios de sostenibilidad es síntoma de madurez, respeto y solidaridad para quienes habitamos hoy el planeta y para quienes están por llegar. O lo que es lo mismo, “satisfaciendo las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones”, garantizando equilibrio entre crecimiento económico, respeto medioambiental y calidad de vida y bienestar social.