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marzo 2021 | RSC y Desarrollo Sostenible
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Carmen Ruiz: “Las mujeres y nuestros derechos no se pueden quedar en un segundo plano ante situaciones sobrevenidas como la pandemia”
 
 
 
 
Socióloga, asesora técnica, formadora e investigadora, Carmen Ruiz Repullo es de una de las voces más solventes y acreditadas en materia de género, adolescentes e igualdad. En su opinión, crisis de la magnitud de la pandemia de la Covid-19, especialmente virulentas con las mujeres, no pueden dejar las reivindicaciones feministas en suspenso. Hablamos con Carmen Ruiz en una interesante entrevista con perspectiva de género y rostro de mujer.

- El tema central del día internacional de la Mujer 2021 es "Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19". Socióloga especializada en violencia de género en adolescentes y jóvenes, ¿Qué te sugiere el tema propuesto por la ONU para este año?

El tema de este año plantea que las mujeres y nuestros derechos no se pueden quedar en un segundo plano ante situaciones sobrevenidas como la pandemia. Una crisis social, económica y sanitaria como la que estamos viviendo no puede, como en otras ocasiones, poner las reivindicaciones feministas en suspenso. Las crisis deben abordarse teniendo en cuenta que las mujeres no podemos ver nuestros derechos mermados por ellas.

Es fundamental visualizar el liderazgo de las mujeres y tenerlo en cuenta para el abordaje de esta crisis sanitaria, social y económica, de lo contrario la salida de la misma puede llevarnos a posiciones de retroceso. No podemos olvidar que el futuro será igualitario, o no habrá futuro para las mujeres.

- En su Agenda 2030, la ONU incluye como ODS transversal e indispensable de cara a impulsar el desarrollo sostenible, el ODS 5, "lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas"... ¿crees que vamos por buen camino para contribuir al logro del objetivo y sus respectivas metas?

Pensar que en diez años vamos a “lograr la igualdad”, en estos momentos me parece complejo. Sin embargo, sabemos que el camino para avanzar hacia ella pasa necesariamente porque las mujeres tengamos más poder para transformar las sociedades. En este sentido, el tema de la educación a las niñas y mujeres debe ser un eje de transformación que adquieran los distintos países del mundo con la finalidad de que las mujeres tengamos todas las oportunidades para desarrollarnos en nuestra vida.

- La crisis sanitaria se ha cebado especialmente con las mujeres... ¿de qué sigue adoleciendo el sistema? ¿Voluntad política? ¿Falta de consenso?

Podríamos decir que de todo un poco. Hemos visto y seguimos viendo que las mujeres son quienes están responsabilizándose de los cuidados con los costes que ello conlleva a nivel personal y profesional. La falta de conciliación y corresponsabilidad durante el confinamiento y durante la pandemia ha puesto encima de la mesa reivindicaciones que llevamos décadas reclamando. El teletrabajo para muchas mujeres ha supuesto dormir menos, tener mayores niveles de estrés y ansiedad, mayores niveles de sobremedicalización, etc. No quiero olvidar a este respecto la cantidad de mujeres que durante esta pandemia han perdido sus trabajos por la precarización de los mismos, hablo generalmente de trabajadoras del ámbito doméstico y de las camareras de pisos en hoteles. Sabemos que muchas de ellas trabajaban sin contratos o con unos contratos precarios que no contemplaban las horas reales de trabajo. No podemos volver a estos mismos esquemas, ahora es tiempo de considerar los ejes de transformación de nuestra sociedad, y en ellos debemos estar las mujeres.

- Mujeres víctimas de violencia de género, confinadas en muchos casos, bajo el mismo techo con sus maltratadores... ¿cuál es tu opinión al respecto?

Este tipo de situaciones nos muestra que nos queda mucho para hablar de un sistema social y político que proteja a las mujeres de cualquier manifestación de la violencia machista. En este sentido, habría que indagar en cuales son las barreras que dificultan que las mujeres vivamos libres de violencias.

Ha quedado patente que durante el confinamiento de marzo a junio muchas mujeres han sufrido el terror en sus casas, al igual que sus hijas e hijos. El número de denuncias disminuyó, pero las llamadas al 016 aumentaron considerablemente.

- Especializada en violencia de género en adolescentes y jóvenes, ¿hay nuevas formas de violencia y maltrato en estos tramos de edad? ¿Tienen conciencia sobre la gravedad de la violencia machista?

En los últimos años se ha avanzado mucho en materia de sensibilización y detección de algunas formas de violencia de género que se producen concretamente en la adolescencia. Las chicas tienen más recursos para detectar formas de violencia que van desde aquella que tiene lugar en el ámbito de la pareja o expareja a las que ocurren en los espacios tecnológicos, en los espacios de ocio nocturno, en las calles, en los medios de transporte. Ahora es tiempo de enfocar hacia los chicos, hacia quienes aún sienten que tienen derecho sobre las mujeres, aquellos que “normalizan” comportamientos discriminatorios y/o violentos hacia las mujeres. Con esto no quiero decir que abandonemos el trabajo de sensibilización con las jóvenes, sino que debemos enfocar hacia quien agrede y no únicamente hacia quien ha sido víctima o pudiera serlo.

- Pornomachismos y pornoviolencias, ¿de qué hablamos?

Hablamos en primer lugar de una pornificación de la sociedad que se materializa, entre otras cosas, en hacer creer a las niñas y a las jóvenes que su valor social radica en su capital erótico y que además esta valoración de la hipersexualización femenina se establece bajo el paraguas de la “libertad sexual”. Este denominado “porno blando” deja hueco al “porno duro” o a la pornografía mainstream que se centra básicamente en tres características principales. La primera de ellas es que se produce de manera mayoritaria, es la que más se encuentra en las plataformas digitales, en las webs, su producción es de tal magnitud que no se alcanzaría a visualizar ni una mínima parte de lo que se produce. La segunda guarda relación con la oferta, hacia quien va dirigida esta pornografía y está claro que son los hombres generalmente heterosexuales a quienes se le ofrece, es una pornografía que se centra en el poder como espacio de placer. La última, y más preocupante, es que la violencia sexual contra las mujeres se muestra como elemento de placer para los hombres, hablamos de la erotización de las violencias.

- ¿Hay suficiente conciencia sobre la necesidad de días internacionales como el 8 de marzo o el 25 de noviembre?

Podríamos decir que por ahora no es suficiente, aunque ha aumentado considerablemente en los últimos años gracias a la internacionalización del feminismo y a grandes hitos como el Tren de la Libertad en 2014, la Marcha Estatal contra las Violencias Machistas (7N) en 2015, las respuestas feministas a las agresiones sexuales de 2016 en Sanfermines o el movimiento Metoo en 2017. Cada año vamos viendo mayor conciencia por parte de la ciudadanía sobre la necesidad de seguir reivindicando una sociedad igualitaria y libre de violencias machistas. Sin embargo, las reticencias y los cuestionamientos hacia estas reivindicaciones también están teniendo un eco preocupante que debía ser sancionado de manera contundente a nivel social y político.

- En tu opinión, ¿por qué irrita tanto el feminismo y la reivindicación feminista a determinados sectores de la sociedad?

Porque de lo que realmente estamos hablando es de un cuestionamiento de poder y de los privilegios que el sistema patriarcal otorga a los hombres por el hecho de serlo y que nos excluye a las mujeres por el mismo hecho. En este sentido, hablar de igualdad no irrita, difícilmente encontramos voces que cuestionen el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, la igualdad lleva implícita un cuestionamiento de los privilegios y del poder que el sistema patriarcal otorga a los hombres, eso es lo que realmente está detrás de las reticencias hacia una sociedad feminista, la pérdida del poder “sobre”, no del poder “para”.