A pesar de que el feminismo “ha alcanzado una transformación profunda de la sociedad y del pensamiento, ha revindicado y alcanzado derechos, dignificado a la mitad de la población mundial, ha logrado el voto para la mujer, su acceso al mundo laboral y al cultural, ha cambiado las estructuras tradicionales de familia, los parámetros del orden establecido tradicionalmente y aún así… no está”. No está del todo presente en las aulas ni en las materias de estudio. “En los albores del olvido”, la profesora Patricia Roldán rescata algunos de los nombres con rostro de mujeres y ahonda en las razones y en las consecuencias de este silencio.
Hablar de mujeres es hablar de la historia del olvido, un olvido buscado y fomentado por el orden establecido, sostenido y difundido desde la propia cultura. Se han hecho grandes esfuerzos a lo largo y ancho del espacio y el tiempo para relegar a la mujer al ámbito de “lo privado”, estableciendo su papel en la sociedad lejos del terreno tradicionalmente masculino de “lo publico”. No pretendo hacer un estudio sobre el imaginario femenino, pero sí haré hincapié en la falsedad de la imagen de “mujer tradicional” que todos tenemos en nuestro imaginario colectivo. La historia contada por quienes han ostentado la supremacía de poder contarla, se ha esmerado en contar solo la mitad de la historia. Sin embargo, esta imagen es tan extensa como falsa.
Como decía Betty Friedan, la mujer padece “el malestar que no tiene nombre” y, como todo lo que no se nombra, no existe. La mujer en la cultura y la ciencia, en el deporte, en la política, la tecnología, no es nombrada y por tanto no existe y esto se hace especialmente evidente en el terreno educativo. Como profesora, observo cada curso, cada ley educativa, cada 8 de marzo, el vacío femenino en las aulas que intentamos paliar como humildemente podemos aquellos que somos conscientes de su ausencia. Búsquenlas… no están…
La ausencia de la mujer en las aulas es tan alarmante que da miedo. Es realmente difícil encontrar libros de Literatura, de Biología, de Química, de Música… de cualquier campo de cultura o ciencia que refleje la realidad histórica de la mujer. Sin embargo, hemos sido mucho más que hijas, madres, esposas, esclavas, sirvientas y objetos de placer, también hemos sido escritoras, artistas, filósofas, químicas, físicas, biólogas, astronautas, matemáticas, compositoras, deportistas y un largo etcétera… pero a pesar de ello… no están, y la gravedad no radica solamente en lo inmoral de ese silencio, como si sus logros no valieran nada, el verdadero peligro es la ausencia de referentes para las niñas de nuestras aulas.
El sexismo sigue vigente, se ve en los institutos y se plasma estadísticamente al ver que las niñas de este país siguen eligiendo prioritariamente especialidades laborales destinadas al cuidado o tradicionalmente femeninas. Por ello quisiera revindicar algunos nombres que deberían estar en los currículos de educación, porque me duele su ausencia. Les invito a investigar y añadir a la lista aquellos nombres dignos de estar en los libros de sus hijos.
Cecilia Payme, astrónoma y astrofísica anglo-americana cuya tesis doctoral fue calificada como "la más brillante tesis doctoral escrita nunca en astronomía", teorizó, entre otras cosas, sobre la materia que compone el universo, al determinar que las estrellas están compuestas principalmente de hidrógeno. Pero no se hace referencia alguna a sus logros.
Mileva Maríc, primera esposa de Albert Einstein que, al contrario que el matrimonio Curie, en el que Pierre reconoce el talento de su mujer y comparte con ella los logros alcanzados con el esfuerzo de los dos, Mileva no gozó de tanta suerte. Sin embargo, su participación en el trabajo de su marido es ampliamente discutida.
Las de aquí… En mi materia he de revindicar el papel en la literatura de grandes maestras como Sor Juana Inés de la Cruz, escritora Barroca comparada con Quevedo, Cecilia Bohl de Faber, precursora del realismo español, Dª Emilia Pardo Bazán, figura clave del realismo y del naturalismo español, Fernán Caballero, María de Zayas, Carmen de Burgos, la primera mujer corresponsal de guerra, Josefina Aldecoa… la lista es infinita.
Sin embargo, aún es más necesario reflexionar sobre la elección de los contenidos que estudian nuestros jóvenes en los centros educativos. Los contenidos que tienen que ver con el género son extracurriculares y periféricos, impartidos en muchos casos sin el rigor que merece debido al poco tiempo que se les dedica. Es necesaria una reflexión aquí: ¿Por qué en la asignatura de Filosofía o de Historia no se contempla el Feminismo?
El Feminismo como corriente filosófico-social ha alcanzado una transformación profunda de la sociedad y del pensamiento, ha revindicado y alcanzado derechos, dignificado a la mitad de la población mundial, ha logrado el voto para la mujer, su acceso al mundo laboral y al cultural, ha cambiado las estructuras tradicionales de familia, los parámetros del orden establecido tradicionalmente y aún así… no está.
Las comparaciones son siempre odiosas, pero otros movimientos que han transformado las sociedades como el Marxismo o el Pensamiento Ilustrado, son ampliamente tratados en los libros de texto dentro de las diversas ramas a las que afectan. Sin embargo, aunque el feminismo ha tenido un calado profundo y transformador en las sociedades de todo el mundo, sigue en el olvido, o en el silencio, ocupando un lugar dentro de los “estudios malditos”. Actualmente nuestros estudiantes saben quien es Karl Marx o Rousseau y se examinan del Marxismo en selectividad, sin embargo, terminan sus estudios sin contemplar el Feminismo como una corriente filosófico-social, sin conocer a sus precursoras y sin valorarlo como un movimiento de transformación social…
Es pertinente preguntarse ¿Por qué?
La respuesta se la dejo a usted.
Patricia Lara Roldán
Lda. Filología Hispánica
Prof. Lengua Castellana y Literatura
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