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noviembre 2022 | RSC y Desarrollo Sostenible
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Parte de la solución
 
 
 
 
Cuando escribo esta tribuna, en el mundo se celebra la COP27. O lo que es lo mismo, el mundo entero se reúne en Egipto en una nueva y más que necesaria cumbre climática para abordar los desafíos a los que, como humanidad, nos enfrentamos. Y lo hace en un contexto marcado por una nueva y pretendida realidad post-COVID, inexplicablemente condicionada por la escalada bélica a las puertas de Europa. El mundo del año 2022 es un mundo en crisis, en diferentes crisis, si me lo importen. Hoy, nos exponemos más vulnerables que nunca a una crisis energética de magnitudes desproporcionadas, con el calentamiento global y crisis del clima acechándonos de forma persistente.

¿Por qué afirmo que nos enfrentamos a un futuro incierto más vulnerables que nunca?

Porque, a la vista de los últimos sucesos, ha quedado en evidencia la alta dependencia que tenemos aún de los combustibles fósiles, principales responsables, según la ciencia, del calentamiento global y, por tanto, del cambio climático. Al quemarlos, liberan gases de efectos invernadero que absorben calor y lo atrapan en la atmósfera, que funciona como la tapa de un invernadero y de ahí su nombre.

Y todo esto, al tiempo, en que nos enfrentamos a la mayor factura eléctrica desde que hay registros. La suma de todos estos elementos (y alguno más) nos convierte en algunas de las generaciones más vulnerables y dependientes de un modelo de producción y consumo poco sostenible y poco respetuoso con el sistema y con el medio ambiente. Urge, sin más demora, impulsar una transición ecológica y justa, sustentada también, en una transición energética basada en la producción renovable y limpia.

Los diferentes acuerdos alcanzados en las Cumbres del Clima, sobre todo en la histórica Cumbre del Clima de París del año 2015, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y la Agenda Urbana de ONU-Hábitat, así como otros mandatos supranacionales como el Pacto Verde Europeo, nos emplazan a acometer el mayor proyecto de nuestra vida: evitar una catástrofe relacionada con el clima.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible 9, Industria, Innovación e Infraestructura, 11, Ciudades y Comunidades Sostenibles, 12, Producción y Consumo Responsables y 13, Acción por el Clima; así como la obligatoriedad, tan moral como normativa, de alcanzar la neutralidad de emisiones, nos obligan a impulsar un nuevo modelo. Y, desde un punto de vista territorial, los municipios tienen un papel incuestionable e inevitablemente protagonista. Como he afirmado otras veces, haciendo mía la aseveración del Secretario General de la ONU, Antonio Gutérres, “la batalla contra el cambio climático, se ganará -o se perderá- en los municipios”.

¿Qué podemos hacer, pues, desde un punto de vista territorial para contribuir al logro de objetivos universales?

Facilitar los recursos y los medios para propiciar este cambio de modelo que, entre otros, vendrá de la mano de una transición energética hacia un modelo más limpio y sostenible; que asiente sus pilares en las renovables. Y, en este sentido, las Comunidades Energéticas, como las Agendas Urbanas territoriales, están demostrando la efectividad de un nuevo formato de producción de energía, más solidario, cooperativo y sostenible (en todas sus vertientes), en el que los municipios tenemos mucho que decir y mucho que aportar, trabajando codo con codo con la ciudadanía y empresas que faciliten la transición.

Conscientes de la urgencia, la provincia de Granada aspira a liderar este cambio de modelo, facilitando recursos a la ciudadanía como la Oficina Provincial de la Energía de Granada, talleres formativos en los municipios, dirigidos tanto a la ciudadanía, como al sector empresarial, como al cuerpo administrativo de las Corporaciones municipales y estudiantado participante en el Programa Puentes; y toda la información necesaria sobre bonos sociales, tarifas eléctricas y recursos para impulsar comunidades energéticas u otras acciones que favorezcan la transición energética.

Cada paso que demos en los próximos años será decisivo para frenar, mitigar y adaptarnos a los devastadores efectos del cambio climático. Por eso, con la firme convicción de que el desarrollo, para seguir siendo, ha de ser sostenible y de que no hay un solo instante que perder, también en la Agenda Urbana y Rural de la Provincia de Granada, hemos contemplado el impulso de una Plan Provincial de Fomento de Comunidades Energéticas. En la actualidad, contamos con el ejemplo de municipios decididos a liderar el cambio, como Fornes, con su alcaldesa, Ana Belén Fernández, convencida de que un modelo sustentado en Comunidades Energéticas tendrá un alto impacto en la ciudadanía, en el entorno y en la economía del territorio.

Como verán, nuestro empeño es seguir trabajando por la prosperidad y la calidad de vida de nuestra provincia y de sus gentes, construyendo y liderando la transición hacia modelos de producción y consumo responsables. Liderando, en definitiva, la reconstrucción de un futuro que no admite más demora.